Por lo general, las transmisiones que permiten conducir sin cambiar de marcha manualmente se relacionan con los scooters, pero en los últimos años están cobrando auge las motocicletas dotadas de cambio automático, más prácticas, cómodas y seguras que las convencionales.
En Senassur, especialistas en seguros de moto y quad para corredores y mediadores, nos ocupamos de los últimos avances desarrollados por el sector de las dos ruedas. Entre las innovaciones que están introduciendo algunos fabricantes se encuentran las cajas de cambio automáticas.
Si bien el sector de las dos ruedas cuenta con desarrollos específicos, algunos de los avances que ha experimentado en las últimas décadas provienen del mundo del automóvil. Es el caso del sistema antibloqueo de frenos (ABS), patentado por Bosch en la década de los años treinta del siglo pasado, aunque no fue hasta 1978, gracias a la aportación de la electrónica, cuando empezó a ser aplicado –inicialmente, en berlinas de gama alta–.
Una década después, el ABS comenzó a ser montado en algunas motocicletas y, con el transcurrir del tiempo, ha ido generalizándose hasta el punto de que será obligatorio, a partir de 2016, en los modelos homologados con una cilindrada igual a superior a 125 cc –por debajo de ella, se exigirá la adopción de un sistema de frenada combinada (CBS)–.
Como hemos comentado en otros artículos del blog de Senassur, diversos estudios ponen de manifiesto que si todas las motos y scooters equipasen ABS se podría evitar el 38 por ciento de los accidentes con lesiones. Además, los siniestros con heridos graves o motoristas fallecidos se reducirían casi a la mitad.
Control de estabilidad
De nuevo de la mano de Bosch, y con el objetivo de suplir las carencias del ABS en las curvas –donde se produce uno de cada cuatro accidentes de motocicletas–, durante la presente década se ha desarrollado el control de estabilidad (MSC), cuya aplicación en el sector del automóvil, bajo la denominación de ESP, se popularizó a partir de los años noventa del siglo XX.
También conocido como ABS Pro, el MSC dispone de unos sensores que verifican distintos parámetros de la dinámica de la moto. Así, en sintonía con el sistema antibloqueo de frenos o actuando sobre el par de giro del motor, la electrónica permite optimizar la frenada y mejorar la estabilidad del vehículo en situaciones críticas.
De manera especial, el MSC es extremadamente valioso al circular en carreteras deslizantes –puesto que contribuye a que la rueda de tracción no pierda adherencia–, en frenadas fuertes en curva –evitando la pérdida de trayectoria o una caída si se actúa sobre los frenos con demasiada contundencia– o al acelerar bruscamente –impidiendo que se levante la rueda delantera y se produzca lo que, popularmente, se conoce como “caballito”–.
Cambio automático
Sin duda, “herencias” automovilísticas como el sistema ABS y el MSC, convenientemente adaptados a las motos, han permitido reforzar el equipamiento de seguridad activa de los vehículos de dos ruedas. Y desde hace relativamente poco tiempo, a los citados dispositivos hay que sumar el cambio automático, una inteligente apuesta de algunas marcas para lograr que sus motocicletas sean más prácticas, cómodas y seguras.
Llegados a este punto, conviene hacer hincapié en el término “motocicletas” y no confundir el cambio automático con la transmisión variable continua (CVT) que equipan los scooters con el fin de facilitar su manejo. Porque, si bien es cierto que las transmisiones CVT eximen al conductor de cambiar de marcha, no se trata de cajas de cambio al uso.
En el caso que nos ocupa, Honda ha sido pionera en la popularización de las cajas de cambio automáticas para motocicletas al introducir en su gama, en el año 2009, la bautizada como DCT (Dual Clutch Transmission). Al igual que sucede con el no menos conocido cambio DSG (Direct-shift Gearbox) del sector automovilístico, la particularidad de esta transmisión reside en que está asociada a un doble embrague controlado electrónicamente.
De esta forma, el sistema puede preseleccionar dos marchas –una impar y otra par–, y como los dos embragues se acoplan y desacoplan ininterrumpidamente, posibilita que, sin necesidad de que intervenga el piloto, se produzca un cambio de relación sin saltos ni brusquedades, en función de la velocidad, y garantizando una aceleración suave y continua.
Además, pensando en aquellos conductores que deseen beneficiarse de las ventajas del cambio automático –por ejemplo, en el tráfico urbano y en autovías o autopistas– pero deseen divertirse y cambiar de marcha en tramos de curvas, existen versiones secuenciales del DCT. De esta forma, a través de dos pulsadores ubicados en el puño izquierdo, el motorista podrá subir o bajar de marcha a su elección, pero olvidándose, al igual que sucede en el modo automático, de tener que engranar la maneta del embrague y el pedal del cambio.
Actualmente, al margen del fabricante japonés, son pocas las marcas que ofrecen motocicletas con cambio automático –en algunos casos, como elemento opcional–. Y aunque su elección pueda suponer un desembolso extra –como sucede con el ABS o el MSC–, lo cierto es que decantarse por un modelo con este tipo de transmisión permite concentrarse más en el manejo del vehículo, reforzando así la seguridad de su propietario.
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