La respuesta a la pregunta ¿es posible viajar en moto con mascota?, a tenor de los artículos 17 y 18 del Reglamento General de Circulación, es afirmativa. Pero llegado el momento de viajar con un animal de compañía es preciso valorar aspectos como su tamaño y peso, la aclimatación de la mascota al vehículo y el soporte en el que se le vaya a transportar.
Desde el blog de Senassur, especialistas en seguros de moto y quad para mediadores y corredores, en este artículo nos ocupamos del transporte de mascotas en moto o scooter. A través del presente post analizamos la normativa vigente y los accesorios homologados disponibles en el mercado.
Desgraciadamente, todos los veranos seguimos escuchando o leyendo noticias relacionadas con el abandono de animales de compañía. Ante las vacaciones, todavía son muchas las personas que deciden desprenderse de sus mascotas en lugar de confiárselas a un familiar o a los profesionales de un refugio. Y más preocupante todavía: según el estudio “Abandono y adopción 2016” de la Fundación Affinity, esta es una práctica que no se ciñe al periodo estival. A lo largo del año, miles de animales –sobre todo perros y gatos– quedan desamparados en nuestro país.
Pero, por fortuna, la otra cara de la moneda la representan aquellos que miman y cuidan a sus mascotas como oro en paño. Personas que se preocupan de llevarlas al veterinario, cepillarlas, abrigarlas y hasta transportarlas en su vehículo. En el caso de los automóviles, existen arneses, trasportines y rejillas divisorias que facilitan viajar con un animal. Pero, ¿qué sucede con las motos? ¿Es posible viajar en moto con mascota?
¿Qué dice el Reglamento General de Circulación?
Antes de nada, conviene saber lo que dice la ley. En concreto, el Reglamento General de Circulación, en su artículo 17, especifica que “los conductores deberán estar en todo momento en condiciones de controlar sus vehículos o animales”. Y en el artículo 18 añade que “el conductor de un vehículo está obligado a mantener su propia libertad de movimientos, el campo necesario de visión y la atención permanente a la conducción que garanticen su propia seguridad, la del resto de los ocupantes del vehículo y la de los demás usuarios de la vía. A estos efectos, deberá cuidar especialmente de mantener la posición adecuada y que la mantengan el resto de los pasajeros y la adecuada colocación de los objetos o animales transportados para que no haya interferencia entre el conductor y cualquiera de ellos”.
A tenor de ambos artículos, parece claro que la legislación española no obstaculiza el transporte de animales en los vehículos. Ahora bien, no es lo mismo viajar con un perro o un gato en un turismo que hacerlo en una moto o un scooter. Al respecto, ciñéndonos al Reglamento General de Circulación, para garantizar la seguridad del conductor y/o de los ocupantes, la de la propia mascota y la del resto de usuarios de la vía, conviene considerar una serie de cuestiones.
Mascotas a bordo: el tamaño sí importa
En primer lugar, lo primero que debemos sopesar es si estamos preparados para tener una mascota. ¿Contamos con los recursos económicos necesarios que permitan garantizar su alimentación, las visitas al veterinario, etc.? ¿Nuestra vivienda es lo suficientemente espaciosa para que pueda moverse a sus anchas? ¿Tendremos tiempo de cuidar del animal? ¿Qué haremos con él si hemos de desplazarnos o viajar para disfrutar de las merecidas vacaciones?
Tomada la decisión de adoptar una mascota, y valorando que alguna vez vayamos a transportarla en nuestra moto o scooter, es esencial que nos decantemos por un animal de pequeñas dimensiones. En este sentido, un gato no nos dará problemas, pero en el caso de los perros no será igual viajar con un gran danés, un mastín o un dogo, caracterizados por sus grandes dimensiones, que con los llamados de compañía (terrier australiano, caniche, pequinés, etc.), mucho más pequeños.
Viajar en moto con mascota: Accesorios de transporte
Y una vez elegida la mascota –a ser posible, pequeña y liviana–, toca transportarla… Si la moto o el scooter cuentan con parrilla trasera –si no es así, puede adquirirse por separado como accesorio opcional en establecimientos especializados–, lo más recomendable es utilizar un trasportín.
Tal y como hemos explicado en el artículo “Equipaje en moto: cómo colocar la carga correctamente”, se ha de verificar que el baúl trasero –en este caso, el trasportín– esté perfectamente anclado, ya que si durante la marcha se soltase un pulpo de sujeción, las consecuencias podrían ser graves para el animal y/o el resto de usuarios de la vía.
Otra opción es decantarse por una mochila. Lógicamente, es importante que esté homologada, ya que posibilitará que el animal goce de cierta capacidad de movimiento y, lo más importante, que pueda respirar –por lo tanto, se desaconseja emplear un modelo de mochila convencional–. Para esta forma de transporte cobra especial relevancia que la mascota sea pequeña y, sobre todo, que pese poco si la mochila va a llevarse en la espalda –en los scooters también puede ubicarse entre las piernas del conductor–.
Esto último –nos referimos al peso– puede aplicarse a los petos, indicados para transportar a un animal sobre el pecho en cualquier circunstancia pero no conduciendo una moto o un scooter. Recordando el artículo 18 del Reglamento General de Circulación, “el conductor de un vehículo está obligado a mantener su propia libertad de movimientos” y lo más probable es que un peto dificulte el manejo del vehículo.
Descartada esta posibilidad, también es posible recurrir a una bolsa para el depósito –igual que la mochila, homologada–. Pero, al hilo del párrafo anterior, la misma no debe ser un obstáculo en la conducción. Además, ha de considerarse que este tipo de accesorio suele tener una limitación de peso, por lo que, una vez más, conviene haber elegido un animal pequeño y ligero.
En caso contrario –ser propietario, como hemos visto antes, de un gran danés, un mastín, un dogo, etc.– siempre nos quedará la opción de utilizar un sidecar. Si es así, los expertos recomiendan adiestrar al animal para que se aclimate al espacio y emplear una funda que evite, en lo posible, que pueda salir del mismo y una cúpula para protegerlo de las inclemencias meteorológicas.
La importancia de la aclimatación
Pero el tema de la aclimatación no es algo únicamente reservado a las mascotas grandes que viajen en un sidecar. Muy al contrario, es una cuestión que debe ponerse en práctica con cualquier animal que vaya a transportarse en una moto o un scooter.
Lo mejor es que se familiarice con el vehículo desde pequeño a través de trayectos cortos. De esta forma, en el caso de que sea miedoso, lo de ser transportado empezará a verlo como algo normal y viajará más relajado. Eso sí, al igual que sucede con las personas, en los desplazamientos largos conviene realizar paradas periódicas para que nuestra mascota pasee, se hidrate o haga sus necesidades.
Ya puestos, no está de más recordar que el artículo 127 del Reglamento General de Circulación deja claro que “se prohíbe dejar animales sin custodia en cualquier clase de vía o en sus inmediaciones, siempre que exista la posibilidad de que éstos puedan invadir la vía”. Y para aquellos que tengan la tentación de abandonar a su mascota, les diremos que dicha acción, considerada como delito, está regulada en todas las CCAA de nuestro país. En cuanto a las sanciones económicas, pueden llegar a los 90.000 euros.
Por todo lo expuesto, es posible viajar en moto con mascota siempre que se haga con sentido común y responsabilidad. La ley no lo impide y, además, existen accesorios homologados para su transporte. En nuestra mano está hacer un correcto uso de los mismos y cuidar a quienes, como diría el popular eslogan, nunca nos abandonarían.
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