La pandemia del COVID-19 está generando estrés y depresión en miles de ciudadanos. Desde el blog de Senassur nos ocupamos de las consecuencias que pueden tener en la seguridad vial y ofrecemos una serie de consejos para evitarlas….
Además de los propios del coronavirus, la pandemia del COVID-19 está provocando otros problemas de salud en los ciudadanos. Con el confinamiento, observan los expertos, se han incrementado los niveles de estrés y los síntomas de depresión. En cuanto al estrés, entre las causas que han propiciado un aumento del mismo se encuentran, entre otras:
- El temor a ser contagiados o a contagiar a otras personas.
- Trabajar en el ámbito sanitario.
- El teletrabajo, causante, a su vez, del tecnoestrés.
- La dificultad de conciliar vida laboral y familiar durante la cuarentena.
- La reducción de los ingresos económicos.
- La posibilidad de perder el puesto de trabajo o de cerrar un negocio.
- El exceso de información.
- La preocupación por el estado de salud de familiares y amigos.
Por lo que respecta a la depresión, un reciente estudio de la Facultad de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid ha puesto de manifiesto que el 22% de los españoles presenta síntomas significativos. Un porcentaje, por cierto, similar al registrado en Reino Unido. Y lo más preocupante es que los científicos prevén que la depresión se incremente después de la desescalada.
No menos relevante, conviene recordar que tanto el estrés como la depresión tienen consecuencias negativas en la seguridad vial. Un asunto que no puede tomarse a la ligera ante un escenario, la “nueva normalidad”, en el que muchos conductores harán un mayor uso del transporte privado con el objetivo de prevenir contagios.
¿Cómo afecta el estrés a la conducción?
Los profesionales señalan que la probabilidad de sufrir un accidente de tráfico es mayor cuanto más intenso sea el estrés experimentado, cuantas más situaciones estresantes ocurran o cuanto menos tiempo haya transcurrido desde su aparición. Y el estrés se manifiesta en la conducción a través de tres fases:
- Reacción de alarma. En esta fase, el estrés provoca un comportamiento más competitivo, agresivo u hostil, reacciones impacientes e impulsivas, una disminución de la capacidad de anticipación, una conducción imprudente y un menor respeto a las normas de circulación y la convivencia en el tráfico.
- Resistencia. Los síntomas de la primera fase persisten en la segunda. Y a ellos se suma otro no menos alarmante: una alteración mayor ante cualquier pequeña contrariedad que surja en el entorno del tráfico.
- Agotamiento. Por último, el estrés se traduce en reacciones más lentas, una dificultad mayor para mantener la atención, fatiga, conducción temeraria…
Desde la Dirección General de Tráfico (DGT) subrayan que el estrés influye en la forma de conducir y repercute directamente sobre las tasas de accidentalidad. Así pues, el estrés originado por la crisis del coronavirus podría verse reflejado en conflictos con otros usuarios de la vía, una velocidad excesiva o inadecuada, errores en la toma de decisiones, un comportamiento irrespetuoso con las normas de circulación, etc.
Estrés: 10 consejos para conducir con seguridad
Si durante la cuarentena y las fases de desescalada ha aumentado nuestro nivel de estrés, es recomendable que nos pongamos en manos del médico de familia para obtener una primera valoración. Asimismo, el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social ha activado teléfonos de apoyo atendidos por psicólogos. Un servicio orientado al manejo del estrés generado por la pandemia del COVID-19.
En lo relativo a la seguridad vial, estos 10 consejos nos serán muy útiles para conducir con seguridad:
- Es de sentido común: como punto de partida, tenemos que olvidarnos de nuestros problemas personales o laborales y centrarnos en la conducción.
- Relacionado con el consejo anterior, antes de conducir debemos haber descansado lo suficiente. Estrés y fatiga representan un cóctel peligroso en materia de seguridad vial.
- Aunque el volumen de tráfico ha disminuido notablemente en las principales ciudades de nuestro país durante el confinamiento, es de prever que vuelvan a producirse atascos en la “nueva normalidad”. Si deseamos llegar a nuestro destino a la hora prevista, es aconsejable iniciar el desplazamiento con tiempo suficiente. Si nos ponemos nerviosos podríamos caer en la tentación de incumplir las normas de tráfico.
- Ante un atasco, la tranquilidad, la tolerancia y la paciencia serán nuestras mejores aliadas.
- Si los recorridos que hacemos habitualmente nos estresan, un buen consejo es buscar itinerarios alternativos. Una nueva ruta podría contribuir a reducir nuestro nivel de estrés.
- Como se ha comentado anteriormente, el exceso de información relacionada con la situación provocada por el COVID-19 es causa de estrés. Para conducir, mejor escuchar otro tipo de noticias o música que nos relaje.
- Con el verano a la vuelta de la esquina, conducir con una temperatura adecuada nos ayudará a disminuir el nivel de estrés. Para ello, es esencial hacer un buen uso del aire acondicionado y, en el caso de los motoristas, utilizar un equipamiento apropiado para los meses más calurosos del año.
- El alcohol, el tabaco, las drogas y los medicamentos, junto al café o el té, deben evitarse, pues también tienen mucho que ver con el estrés y la conducción.
- En nuestro día a día, no imponernos metas inalcanzables, realizar actividades relajantes o mantener un estilo de vida saludable facilitarán que nuestro estrés no se encuentre por las nubes.
- Finalmente, ¿alguna vez nos hemos preguntado si el simple hecho de conducir nos genera estrés? ¿Padecemos amaxofobia? Si es así y deseamos superar nuestro problema, una buena recomendación es participar en un curso de conducción segura.
Recomendaciones para conductores con depresión
Como indicábamos al inicio del presente post, uno de cada cinco españoles afirma sufrir síntomas de depresión por el coronavirus. Síntomas que pueden traducirse en un sentimiento de incapacidad, pérdida de interés, concentración o memoria, reacciones más lentas, irritabilidad, trastornos del sueño, cansancio exagerado…
Aunque no hayan sido diagnosticados por un médico, quienes padezcan un síndrome de depresión no deberían conducir. Y si lo han sido y toman medicamentos antidepresivos, ansiolíticos o hipnóticos, han de saber que tienen efectos secundarios como nerviosismo, ansiedad, somnolencia, alteración de la coordinación, visión borrosa o disminución de la atención y de la capacidad de reacción.
Por ello, desde la DGT recomiendan poner en práctica los siguientes consejos a quienes sufran síntomas de depresión:
- En el caso de las personas diagnosticadas, no se aconseja conducir durante las primeras semanas de tratamiento. Con las debidas medidas de protección, lo mejor es que se desplacen en el vehículo de un familiar, transporte público, taxi o VTC…
- Las personas que padecen depresión han de tomar siempre la medicación recetada por el médico.
- Por supuesto, no deben automedicarse sin consultar a su doctor o al farmacéutico.
- De por sí, el alcohol y las drogas son incompatibles con la conducción. Y más aún si se combinan con medicamentos que incluyen el pictograma del coche en su envase.
- Para finalizar, si la mediación no incluye el pictograma con el coche pero causa somnolencia, vértigo, alteración del comportamiento, temblores, etc., no es recomendable conducir.
Desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) recuerdan que la depresión es una enfermedad frecuente y se calcula que afecta a más de 300 millones de personas en todo el mundo. Ahora, vuelve a salir a la luz con motivo de la crisis del COVID-19 y puede afectar negativamente a la seguridad vial. Conviene tenerlo en cuenta.