Sueño en la conducción: ¿qué riesgos tiene?

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El sueño en la conducción ocasiona entre el 20% y el 30% de los accidentes de tráfico. Por ello, conviene saber qué lo provoca, cómo nos afecta y, sobre todo, qué se debe tener en cuenta para evitar la somnolencia mientras se conduce.

motorista subido en su moto por una linde

El confinamiento sufrido durante la pandemia de coronavirus ha ocasionado que los expertos hayan vuelto a ocuparse de uno de los temas que más inquietan en materia de seguridad vial: el sueño en la conducción. Y ello es así porque el estado de alarma y la situación de crisis han generado, entre otras secuelas, estrés y depresión, ansiedad o trastornos del sueño.

En el caso de este último, la Dirección General de Tráfico (DGT) señala que casi el 60% de los españoles ya padecía problemas para dormir antes de la cuarentena. Y desde la Fundación para la Seguridad Vial (Fesvial) recuerdan que entre el 20% y el 30% de los accidentes de tráfico tienen una relación directa con el sueño y la fatiga. Estamos, pues, ante un asunto realmente serio.

¿Por qué tenemos sueño cuando conducimos?

Sobre las causas que pueden provocar sueño en la conducción, ya hemos hecho referencia a una de ellas: la crisis del coronavirus. Ciertamente, se trata de una situación excepcional que desvela a muchos ciudadanos.

Pero antes de la irrupción de la pandemia, tal y como observa la DGT, un elevado porcentaje de españoles presentaba algún problema relacionado con la cantidad o la calidad del sueño. Alteraciones debidas, principalmente, a alguno de los siguientes factores:

  • Privación del sueño. Por lo general, las personas deben dormir unas ocho horas para estar a pleno rendimiento al día siguiente, si bien dicha media varía en función de la edad. Reducir las horas de sueño genera somnolencia. Y esta, a su vez, puede tener graves consecuencias para la seguridad vial.
  • Sueño fragmentado. Pero, además de duradero, el sueño debe ser reparador. Desvelarse por los ruidos, la luz, las preocupaciones o tener que atender a un niño, por poner unos ejemplos, no nos permitirá descansar adecuadamente. Y, al igual que sucede con la privación del sueño, ello se traducirá en somnolencia durante el día.
  • Cambios en el horario de sueño. Un ejemplo de este factor lo representan las personas que trabajan en diferentes turnos horarios. Al respecto, la DGT lo tiene claro: alterar el ciclo sueño-vigilia sin extremar las precauciones provoca efectos negativos en la conducción.
  • Sustancias con efectos sedantes. Sobre cómo influyen el alcohol y ciertos medicamentos en la seguridad vial, ya nos hemos ocupado en el blog de Senassur. Con un par de cervezas ya daríamos positivo en una prueba de alcoholemia. Y no solo eso. Al igual que la ingesta de fármacos como los antihistamínicos o los recetados para tratar la ansiedad, nos provocarían somnolencia.
  • Trastornos del sueño. Desde el insomnio (dificultad frecuente para iniciar o mantener el sueño) hasta las parasomnias (pesadillas o sonambulismo), una serie de perturbaciones también originan somnolencia –en algunos casos, persistente–.
  • Apnea del sueño. Por último, la falta o suspensión de la respiración durante el sueño (apnea), además de ser un problema de salud per se, está relacionada, aproximadamente, con el 60% de los accidentes de tráfico vinculados al sueño. De manera especial, en el transporte profesional.

¿Qué efectos tiene el sueño en la conducción?

Como ha quedado patente, son varios los factores que pueden provocar sueño en la conducción. Pero, ¿cómo nos afecta la somnolencia llegado el momento de conducir? ¿Qué consecuencias tiene? ¿Es realmente tan peligrosa? Según la DGT, la pesadez y la torpeza de los sentidos motivadas por el sueño generan:

  • Incremento del tiempo de reacción. Un ejemplo típico son los accidentes por alcance. El vehículo que nos precede frena y no reaccionamos a tiempo para evitar la colisión.
  • Menor concentración y más distracciones. Especialmente, en entornos monótonos y condiciones de poco tráfico.
  • Toma de decisiones más lenta y errores. La somnolencia hace que tardemos más tiempo en procesar la información y que las decisiones que tomemos no sean adecuadas.
  • Alteraciones motoras. Fruto de la somnolencia, los músculos pueden relajarse y hacer que nuestros movimientos sean más lentos y menos precisos.
  • Movimientos más automatizados. En condiciones de somnolencia podemos convertirnos en auténticos autómatas. Ello nos hará bajar la guardia, con el consiguiente riesgo de accidente.
  • Alteración de la vista. La somnolencia dificulta enfocar la vista, produce visión borrosa y fatiga ocular e intensifica los efectos de los deslumbramientos.
  • Aparición de microsueños. Quedarnos ligeramente dormidos durante unos segundos es uno de los efectos más negativos de la somnolencia.
  • Alteraciones en la percepción. Señales, luces, sonidos… El sueño nos impide identificar qué sucede en nuestros entorno mientras conducimos.
  • Cambios en el comportamiento. Por último, circular bajo los efectos de la somnolencia puede convertirnos en conductores más nerviosos o agresivos.

Somnolencia: ¿cuándo debemos alarmarnos?

Pero antes de vernos en peligro, es preciso reaccionar ante el menor síntoma de sueño en la conducción. Ante cualquiera de los siguientes indicios, lo mejor es detener nuestro vehículo en un lugar seguro, refrescarnos y estirar las piernas:

  • Pesadez en los párpados.
  • Picor o cansancio en los ojos.
  • Aparición de visión borrosa o doble.
  • Tendencia a acomodarse en el puesto de conducción.
  • Reajustes corporales.
  • Cabeceos continuos.
  • Bostezos frecuentes.
  • Dificultad para concentrarse o permanecer alerta.

10 consejos para evitar el sueño en la conducción

Por lo expuesto, todo lo relacionado con el sueño en la conducción no debe tomarse a la ligera. Muy al contrario, estar descansados, aparcar las preocupaciones y concentrarnos en la calzada nos ayudará a conducir con mayor seguridad. De cara a mejorar nuestro sueño, desde Fesvial nos ofrecen los siguientes consejos:

  1. Una siestecita es eso: media hora. Si en lugar de una cabezadita después de comer dormimos más horas, por la noche nos costará conciliar el sueño.
  2. Antes de dormir deben evitarse las bebidas estimulantes. No tomarlas nos ayudará a relajar el cuerpo y a tener un sueño más reparador.
  3. Relacionado con el consejo anterior, tampoco es recomendable ingerir alcohol antes de acostarse.
  4. Asimismo, por la noche hay que cenar ligerito. Las comidas copiosas antes de dormir provocan una digestión larga y pesada que dificulta el sueño.
  5. Otro hábito que nos ayudará a dormir mejor es darse una ducha antes de acostarse.
  6. Irse a la cama a la misma hora es una costumbre saludable. Si podemos grabar un programa de televisión o escuchar un podcast al día siguiente, ¿por qué quedarnos despiertos más tiempo?
  7. De igual forma, conviene no consumir mucha información por la tarde-noche. Las noticias relacionadas con la pandemia o la crisis económica nos crearán preocupaciones.
  8. Llegado el momento de acostarse, ¡vamos a dormir! Ver la tele, usar el ordenador o entretenerse con el smartphone en la cama puede desvelarnos.
  9. Como ya se ha comentado, es aconsejable dormir unas ocho horas de media y no fragmentar el sueño.
  10. Todas estas recomendaciones son igualmente válidas para los fines de semana o los días de descanso.

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