Rutas en moto: Tras la huella de «El Quijote»

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En el cuarto centenario de la muerte de Miguel Cervantes, os proponemos rutas en moto por los enclaves más emblemáticos de “El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha”. En concreto, las localidades manchegas de Mota del Cuervo, Campo de Criptana, Alcázar de San Juan y Consuegra, todas ellas caracterizadas por los molinos de viento que el hidalgo tomó por gigantes.

Rutas en Moto "El Quijote" (UCM)

Desde Senassur, especialistas en seguros de moto y quad para corredores y mediadores, proponemos viajes en moto que permiten conocer los rincones más pintorescos de nuestro país. En esta ocasión, visitamos algunos de los enclaves emblemáticos de “El Quijote”.

Durante 2016, Castilla-La Mancha conmemorará el cuarto centenario de la muerte del escritor Miguel de Cervantes, cuyos restos mortales, localizados hace un año, descansan en la iglesia de San Ildefonso del madrileño convento de las Trinitarias Descalzas. Y si bien es cierto que el célebre autor nació en Alcalá de Henares y falleció en Madrid, no lo es menos que su obra más universal, “El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha”, siempre será recordada por su estrecha vinculación a los paisajes castellano-manchegos.

De todos ellos, los relacionados con los molinos de viento que Alonso Quijano, en su locura, confundió con gigantes, han marcado el imaginario colectivo de cuantos han leído “El Quijote”. Por ello, en un año tan especial, nada mejor que realizar una ruta en moto por algunos de los parajes de Castilla-La Mancha donde el genial personaje de Cervantes protagonizó sus aventuras.

Mota del Cuervo

Un recorrido que iniciamos en la localidad conquense de Mota del Cuervo, municipio que, según algunos historiadores, es ese enigmático “lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme” que aparece al inicio de “El Quijote”. Además, también hay quienes sostienen que en su convento de los Trinitarios estuvo hospedado Cervantes tras su cautiverio en Argel.

En tan cervantina población, conocida como el Balcón de la Mancha, se alzan vigilantes siete molinos de viento bautizados con los nombres de Zurdo, Cervantes, Gigante, Piqueras, Irak, Goethe y Franz Grillparzer. De todos ellos, sólo el primero es auténtico y los demás fueron construidos siguiendo el esquema tradicional.

En la actualidad, los molinos que pueden visitarse son el Gigante –utilizado como oficina de información turística–, el Goethe –donde se puede disfrutar de la artesanía del barro, muy importante en Mota del Cuervo– y el Piqueras –convertido en museo manchego–.

Enclave histórico de señoríos, en esta localidad destacan, además de sus molinos de viento, el ya citado convento de los Trinitarios, el antiguo hospital de Pobres, la plaza de Cervantes –empleada para actividades comerciales y taurinas– o la iglesia de San Miguel.

Campo de Criptana

Después de nuestra visita a Mota del Cuervo, nos subimos a la moto para desplazarnos a nuestro siguiente destino: Campo de Criptana, en la provincia de Ciudad Real. Se trata de un recorrido, a través de la ancha llanura manchega, de 29 kilómetros que se realiza por la carretera N-420. Otra opción es tomar la N-301 rumbo a El Toboso –otra población quijotesca– y enlazar con la N-420. En este caso, el itinerario es de 32 kilómetros.

Localidad natal de la actriz y cantante Sara Montiel, Campo de Criptana aúna paisaje, cultura, tradición, literatura e industria. Pero, sobre todo, debe su fama a la denominada sierra de los Molinos, que, según los expertos, inspiró a Miguel de Cervantes a escribir uno de los capítulos más célebres de su inmortal obra: “Del buen suceso que el valeroso don Quijote tuvo en la espantable y jamás imaginada aventura de los molinos de viento, con otros sucesos dignos de felice recordación”.

Nos referimos, lógicamente, al episodio en el que el hidalgo libra una batalla contra los que considera descomunales gigantes. De aquellos molinos de viento, todavía se conservan tres: Sardinero, Burleta e Infanto, declarados Monumento de Interés Histórico Artístico Nacional.

Junto a ellos, también pueden admirarse otros molinos, levantados a principios del siglo XX, destinados a diferentes usos: Inca Garcilaso –museo de labranza–, Cariarí –museo dedicado al decorador de cine Enrique Alarcón–, Vicente Huidobro –en honor al poeta chileno–, Pilón –museo del vino–, Lagarto –museo de la poesía–, Culebro –museo en recuerdo de Sara Montiel– y Poyatos –oficina de turismo–.

Además de estas bien conservadas estructuras, en Campo de Criptana merece la pena conocer su pósito, un antiguo almacén de trigo construido en el siglo XVI, o el Albaicín Criptano, barrio antiguo de la localidad en el que predominan las casas encaladas y adornadas con un zócalo pintado de añil.

Alcázar de San Juan

Volvemos a subirnos a la moto para llevar a cabo el desplazamiento más corto de nuestra ruta: menos de 10 kilómetros separan Campo de Criptana de Alcázar de San Juan a través de la carretera N-420. También perteneciente a la provincia de Ciudad Real, este municipio rivaliza con Alcalá de Henares por el ser el lugar de nacimiento del autor de “El Quijote”, ya que, en 1748, en su iglesia de Santa María la Mayor se encontró una partida de bautismo de Miguel de Cervantes.

El templo religioso, levantado sobre una antigua mezquita, es uno de los lugares de interés de Alcázar de San Juan, población en la que también se ha de visitar la posada de Santo Domingo –sede del museo municipal– o el palacio del Gran Prior.

Volviendo a “El Quijote”, en las afueras de la localidad se ubica el cerro de San Antón, también conocido como el Mirador de La Mancha. En él se conservan los molinos de viento Fierabrás, Barcelona, Rocinante y Barataria, si bien, en otros tiempos, llegaron a existir hasta 19 construcciones similares.

Consuegra: punto final de nuestras rutas en moto por La Mancha

Nuestra ruta quijotesca va tocando a su fin. A través de la autovía CM-42 completamos cómodamente los 40 kilómetros que separan Alcázar de San Juan y Consuegra, en la vecina provincia de Toledo. Y lo primero que se avista al llegar a ella es el imponente cerro Calderico, donde se encuentra el castillo de la Muela junto a 12 molinos de viento.

En el caso del primero, destacado punto estratégico, en él perdió la vida Diego Rodríguez, hijo del Cid Campeador. Y por lo que respecta a los segundos, declarados Bien de Interés Cultural junto a la fortaleza amurallada, tienen asignadas diferentes funciones.

Así, el Bolero sirve de oficina de turismo; el bautizado como Sancho conserva maquinaria del siglo XVI y es utilizado, a finales de octubre, en la Fiesta del Azafrán; el Caballero del Verde Gabán cuenta con numerosas versiones de “El Quijote”; Rucio está dedicado al vino manchego; en el Espartero se exhibe artesanía local, y el Clavileño, curiosamente, sirve para promocionar el Principado de Andorra. Además de ellos, en el cerro Calderico figuran los molinos Mambrino, Mochilas, Cardeño, Alcancía, Chispas y Vista Alegre, que, como indica su denominación, es el que ofrece mejores panorámicas.

La visita a Consuegra puede completarse adquiriendo su afamado azafrán y degustando algunos platos de su gastronomía como las gachas, las migas o los cervantinos duelos y quebrantos acompañados de un vino local. Y para concluir, nada mejor que completar la comida con los dulces típicos de la zona. ¡Buenas curvas!

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