Tras regresar de América, los emigrantes asturianos invirtieron la fortuna obtenida al otro lado del Atlántico en la construcción de ostentosas casas y palacetes en sus localidades natales. La denominada arquitectura indiana bien merece un viaje en moto que en esta ocasión iniciamos en el concejo de Pravia y finalizamos en el Ribadedeva, junto a la vecina Cantabria.
En Senassur, especialistas en seguros de moto y quad para corredores y mediadores, no es la primera vez que recomendamos viajes en moto por Asturias. Después de la realizada por la comarca de Oscos-Eo, declarada Reserva de la Biosfera por la Unesco, en esta ocasión proponemos un recorrido de casi 200 kilómetros por el litoral cantábrico para descubrir algunas joyas de la arquitectura indiana.
Ciertamente, es difícil precisar cuántos españoles emigraron a América en el siglo XIX, si bien, en el caso de Asturias, se tiene constancia de que en torno a 300.000 personas decidieron cruzar el “charco” entre 1835 y 1930 con el objetivo de prosperar. La mayoría salió del país con sus escasas pertenencias y el poco dinero que la familia había conseguido reunir después de pagar el pasaje.
Con el transcurrir de los años, muchas regresaron a su patria chica tan pobres como se fueron. Pero un grupo reducido logró hacer fortuna y, de vuelta al Principado, decidió levantar ostentosas edificaciones que reflejaban su nueva condición social. En la actualidad, las conocidas como casas de indianos se han convertido en seña de identidad y reclamo turístico del Principado de Asturias.
Inicio de nuestro viaje en moto: conjunto indiano de Somao
Para conocer tan atractivo legado, iniciamos nuestra ruta en Somao, población perteneciente al concejo de Pravia que concentra buena parte de la arquitectura indiana asturiana. En este enclave idílico, ubicado frente al Cantábrico y con espectaculares vistas a la ría de Pravia, destacan el palacete de Solís –de clara inspiración francesa–, la no menos imponente Villa Radis, la casa de doña Basilisa o La Casona, que en su día fuese propiedad del emigrante Gabino Álvarez y en cuyo interior se encuentra un mausoleo de estilo modernista.
Y si sorprendentes resultan las edificaciones mencionadas, la más espectacular de Somao es la casa Amarilla, obra del arquitecto Manuel del Busto –autor también del Centro Asturiano de la Habana, posteriormente reconvertido en Museo Nacional de Bellas Artes–. Fue Cuba, precisamente, el destino elegido por el asturiano Fermín Martínez para buscar una vida mejor. A la isla llegó con 18 años y cinco después ya dirigía un próspero negocio. Y a su vuelta al Principado, ante la imposibilidad de adquirir el palacete del marqués de Muros, encargó a Del Busto la también conocida como casa de la Torre.
Salinas y Avilés
Tras la visita a Somao ponemos rumbo hacia Salinas, a 28 kilómetros de distancia. Se trata de un itinerario que se realiza en menos de media hora y es bastante cómodo, ya que buena parte transcurre por la autovía del Cantábrico (A-8) –en cualquier caso, ojo a la bajada con fuerte pendiente a la altura del viaducto del Arroyo Riomayor–. La misma se debe abandonar en la salida 413 para dirigirse a Vegarrozadas y Piedrasblancas, antesala de nuestra siguiente parada.
Después del paseo por Somao, llega el momento de reponer fuerzas en el Real Balneario, abierto en 1916 por Félix Loya. Con el paso del tiempo, sus descendientes tomaron el mando de uno de los mejores establecimientos gastronómicos de Asturias, situado en lo que en un día fue un chalé, inaugurado por el rey Alfonso XIII, que daba servicio a los usuarios del balneario de aguas marinas de la playa de Salinas.
Una vez repuestas las fuerzas, las carreteras N-632 y AS-237 permiten llegar en un cuarto de hora a la vecina Avilés. En ella, puede aprovecharse la tarde para visitar su centro urbano, declarado Conjunto Histórico Artístico Monumental y caracterizado por sus arterias jalonadas de soportales, plazas, iglesias y palacios. Y ya que estamos realizando una ruta de edificaciones singulares, en Avilés sobresale el teatro Armando Palacio Valdés, considerado Bien de Interés Cultural, y el modernista Centro Cultural Oscar Niemeyer.
“Art nouveau” en casa Mori (Luanco)
De buena mañana, nuestro viaje en moto por tierras asturianas prosigue por el interior. En poco menos de media hora, las carreteras AS-19, con una sucesión de curvas peligrosas en su parte final, y AS-238 conducen a la villa marinera de Luanco, antaño importante centro ballenero.
En esta localidad se encuentra otra edificación indiana. Bautizada con el nombre de casa Mori, fue propiedad de José María García, quien, con 15 años, emigró a Cuba, donde fundó la fábrica textil El Paraíso. Al regresar a su población natal, encargó a Manuel del Busto la edificación de una casona cuya construcción finalizó en 1902. Entre sus peculiaridades, cabe resaltar que la misma posee elementos de “art nouveau”, constituyéndose así en uno de los primeros ejemplos de modernismo en la arquitectura asturiana.
Almuerzo en La Solana (Gijón)
Una vez visitado Luanco, nuestro siguiente objetivo es Gijón, a la que se llega por la carretera AS-118 y la autovía A-8. A orillas del Cantábrico, la ciudad invita a caminar por la playa de San Lorenzo, el paseo de Begoña, el Jardín Botánico, el Elogio del Horizonte –escultura obra del artista guipuzcoano Eduardo Chillida– o el siempre animado barrio de Cimavilla, donde se encuentran referentes de la ciudad como el Museo Casa Natal de Jovellanos, los jardines de Campo Valdés, la iglesia Mayor de San Pedro, etc.
Y llegada la hora del almuerzo, nada mejor que disfrutar de una gastronomía selecta en el restaurante La Solana, levantado sobre una atractiva casona de indianos precedida de un hermoso jardín. El establecimiento fue inaugurado a finales del siglo XX por Gonzalo Pañeda y el sumiller Antonio Pérez y, desde entonces, ha recibido toda clase de elogios y reconocimientos.
Llanes: un escenario de película
Continuando por la franja cantábrica, 90 kilómetros separan Gijón de Llanes, distancia que se completa en una hora por la A-8 en un recorrido que ofrece unas vistas impagables. Una vez en el destino, y con la moto aparcada, un paseo por la calle de la Concepción y la avenida de la Paz permite admirar algunas casas y palacetes de estilo indiano. Edificaciones en las que, como es habitual, se mezclan distintas tendencias arquitectónicas, ya que estaban construidas a gusto y capricho de cada propietario.
Pero, más allá de ser construcciones privadas, en Asturias también se levantaron otras de carácter social como el casino de Llanes, obra del arquitecto Juan Álvarez Mendoza. Su construcción finalizó en 1910 y se erigió en punto de encuentro de los indianos, celebrándose en él destacados actos de un selecto club en el que no era sencillo ingresar.
La jornada puede completare realizando la ruta Llanes de Cine, que posibilita conocer algunos escenarios que han servido para el rodaje de películas. Entre ellos se encuentra el palacio de Partarríu, elegido para el premiado filme “El Orfanato”, dirigido por Juan Antonio Bayona y protagonizado por Belén Rueda, Fernando Cayo y Geraldine Chaplin.
Fundación Archivo de Indianos
La tercera y última jornada por el Principado se inicia en Llanes saliendo por la carretera N-634 en dirección a Santander. A pocos kilómetros, ha de abandonarse y enlazar con la AS-343 que conduce a La Borbolla, ejemplo de aldea de indianos y de la generosidad que caracterizó a alguno de ellos. Es el caso de Juan González Ahedo, quien hizo fortuna en Colombia. Y aunque los últimos años de su vida los pasó en Sevilla, jamás se olvido de su localidad natal, a la que siguió enviando dinero para, entre otros fines, asegurar el buen funcionamiento de la escuela.
La carretera AS-343 continúa hasta Colombres, capital del concejo de Ribadedeva y punto final de la ruta. Uno de sus vecinos, Íñigo Noriega Laso, emigró a México, país en el que, gracias a sus negocios en las minas de plata, las industrias textiles o el ferrocarril, acabó convirtiéndose en uno de los hombres más ricos del mundo.
Ya en Asturias, en 1906 mandó construir la Quinta Guadalupe en honor a su esposa, Guadalupe Castro, con la que contrajo matrimonio en 1876 y tuvo 11 hijos. En la actualidad, el edificio es sede de la Fundación Archivo de Indianos. Museo de la Emigración. Y junto a él, las conocidas como casas Roja y de Piedra ponen la guinda a un itinerario que, si así se desea, puede seguir por tierras de Cantabria. Pero como se suele decir, esa ya es otra historia…
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